Y sí que disfrutamos de nuestros versos lanzados al aire y de la música de dos grandes al teclado, Hammond Leslie (El Ángel de la Música) y Manolo Moro, que hicieron las delicias de tod@s quienes asistíamos expectantes y de quienes por la carpa dispuesta para la jornada por allí merodeaban.
Poesía, música y la comida que compartimos, hicieron de la amistad nuestro estandarte, por encima de todo, como siempre, como no puede ser de otra forma.